Martine Roch
El redactor de noticias llega puntual a nuestra entrevista
en un conocido hotel del centro de la capital. Dos mujeres de una de las mesas
cercanas le reconocen y hablan en voz baja sin dejar de mirarlo. El camarero
asegura que es seguidor suyo cuando le sirve el Martini. El redactor de
noticias se lo agradece con humildad. La grabadora lleva unos minutos en marcha.
P: ¿dónde encuentra usted inspiración para sus textos?
R: No sabría decirle, en mi memoria, en la imaginación, en
la literatura, en mi entorno… Realmente los caminos de la inspiración son
intrincados, aunque su luz se nos aparezca de pronto como un rayo iluminador. El
redactor de noticias no es más que un médium al fin y al cabo, un simple
transmisor que conecta lo trascendental
con lo cotidiano. Así lo veo yo al menos.
P: ¿Cómo construye sus personajes?
R: Tengo siempre presente que sin personaje no hay historia
pero también que sin historia no hay personaje.
P: A veces se le ha acusado, a usted y a otros periodistas, de
construir personajes en exceso planos, poco verosímiles, el caso de Rajoy sin
ir más lejos…
R: Uno crea los personajes y ellos se apoderan del relato, a
lo Frankenstein. Así debe ser. Es verdad que con Rajoy salió un hombre pasivo, superficial en sus
juicios, pusilánime, pero también entrañable, risible, fácilmente querible por
el público. Dice muy poco cuando habla, es cierto, pero eso no significa que
sea plano. Que un personaje tenga simpleza de carácter no significa que el
autor lo haya escrito sin profundidad, me gustaría que apreciara la sutil diferencia.
Y además en la realidad existe la gente
así, me atrevería a decir que es la gran mayoría, puede que ahí radique la
clave de su éxito…
P: Suele ponerse la realidad como excusa en la ficción pero,
¿se rigen las noticias por las mismas leyes que el mundo real?
R: Evidentemente no. En eso me alineo con Vilamatas, todo
intento de narración es ficción, pero es importante distinguir entre lo real y lo
verosímil. Yo intento hacer noticias que sean verosímiles, con coherencia interna dentro de
ese microcosmos que son los diarios, que tiene sus propias reglas, su propia
lógica, que trata de alguna manera de representar la realidad o de referirse a
ella pero que por supuesto nada tiene que ver con ella.
P: ¿Cuáles son los géneros que más le gustan?
R: Siento especial predilección por la ciencia ficción, por
las distopías y las ucronías, ¿cómo sería el mundo si los hechos o las
consecuencias de esos hechos hubieran sido otros? Los diarios exploran justamente ese
territorio.
P: A la hora de escribir, ¿tiene usted en cuenta lo que espera
el público o escribe con total libertad?
R: Evidentemente, uno tiene que comer. Mis ficciones tienen
que gustar a un sector del público, no a todos pero sí a un sector, y también a
mis editores, que si no, no me publicarían. En fin, no le estoy descubriendo
nada nuevo…
P: ¿Piensa, como apuntan algunos, que el género periodístico
está en vías de extinción?
R: Los apocalípticos llevan tanto augurando su desaparición.
Pero la gente necesita ficción a diario, necesita historias que le distraigan
de sus problemas cotidianos, aunque sea con otros problemas. El ser humano es
así: contradictorio, escapista y sentimental. Nos entretienen los escándalos de
la casa real, las fanfarronadas de un académico, las mentirijillas de un
ministro. Hoy y mañana.
P: La mayoría de ustedes, de El país, de El mundo, del ABC
insisten en desmarcarse de sus colegas de El mundo today, o de Rockambol news. ¿A
qué es debido esto?
R: Ante todo, mi respeto al trabajo de los compañeros,
grandes profesionales sin duda, pero el
objetivo último que persiguen nuestras historias
difiere bastante del suyo. Ellos apelan a instintos mucho más básicos como la
carcajada. Es como si me compara usted a
Tarkovski o a Bergman con una peli porno. Es cine sí, pero no es lo mismo.
P: ¿Y Wilder, o Lubisth, o Berlanga por no irnos tan lejos?
¿No le parece que noticias como: “Un alcalde inaugura un tobogán” con foto de
13 políticos y subtítulo “beneficiará a 150 niños” apela claramente al
humor? ¿O esta otra de su diario “El
ayuntamiento de Teruel se plantea denunciar a El mundo today por su noticia: La alcaldesa de Teruel robó
fondos públicos aprovechando que la ciudad no existe, no supera en humor a la noticia original?
R: Bueno, puede haber casos puntuales, pero el periodismo que nosotros hacemos tiene mayor
ambición, incluye el drama, la tragedia, la parodia también, pero no se limita
a esta última.
P: Se dice que la gente más creativa de su profesión esta en
las encuestas. ¿Requieren una capacidad de imaginación especial, una formación
específica?
R: En general, todo nuestro trabajo es tremendamente creativo.
Yo estuve un año en encuestas, y es verdad que aprendí mucho, desarrollé técnicas
narrativas, mecanismos imaginativos que me han sido de gran utilidad en otras
secciones. Pero también son necesarias
grandes dosis de fantasía en Obituarios
por ejemplo – todos sabemos que los hijos de puta también mueren- , o en Economía.
Tal vez economía sea el género más fantástico de todos.
P: Y la realidad, ¿no queda un tanto desamparada sin nadie
que la cuente?
R: No sea ingenua, la realidad es superior a todo y a todos,
la realidad es ese líquido que siempre encuentra la grieta. La realidad es tan
poderosa que no necesita ser relatada,
la realidad nos matará a todos.